5 de noviembre 2018
La casa de los huéspedes, ¿quién soy yo?
Hoy te comparto una herramienta que he improvisado con una paciente de 24 años. Ella vive en Berlín. Hoy me explicaba que se siente inquieta porque quiere empezar dos proyectos laborales dentro de su ámbito profesional, el periodismo de investigación. Me comentaba que siente miedo de lanzarse a la piscina.
Al preguntarle cómo era este miedo que sentía me comentó que se sentía frágil. Es en ese momento que se me ocurrió contarle el cuento de Rumi, el gran místico sufí del siglo XIII, que te adjunto a continuación.
LA CASA DE LOS HUÉSPEDES
El ser humano es una casa de huéspedes.
Cada mañana un nuevo recién llegado.
Una alegría, una tristeza, una maldad.
Cierta conciencia momentánea llega
Como un visitante inesperado.
¡Dales la bienvenida y recíbelos a todos!
Incluso si son lamentos,
que vacían tu casa con violencia.
Aun así, trata a cada huésped con honor.
Puede estar creándote el espacio
para un nuevo deleite.
Al pensamiento oscuro,
a la vergüenza, a la malicia,
recíbelos en la puerta riendo
e invítalos a entrar.
Sé agradecido con quien venga,
porque cada uno ha sido enviado
como un guía del más allá.
Mevlana Rumi (s.XII)
Le pedí que cerrara los ojos y que visualizase su corazón como si éste fuese su casa y cómo a ésta llegaba un ser llamado “fragilidad”. Le pedí que observase bien como era este singular ser, qué aspecto tenía, como era su comportamiento, su manera de actuar…
Ella lo describía “como un hilo de humo blanco que se movía por su pecho”.
Me decía que se sentía a gusto con su presencia, no le incomodaba y yo le invitaba a que, siguiendo con la visualización, se abriese a escucharle:
– ¿Qué te quiere decir este ser, Sofia?
– Me transmite fuerza.
– ¡Bien! – Exclamé – es un buen mensaje para ti Sofia, la fragilidad te ha conectado con tu fuerza. A las emociones y a los pensamientos hemos de dejarles
entrar en nuestra casa, observarlos, atenderlos y escucharlos porque nos traen algún mensaje. También es importante que esta observación y atención sea desidentificada; si bien dentro tuyo hay emociones y pensamientos, éstos no son tú, aunque estén dentro tuyo.
