3 de junio, 2019
Hace dos días tuve una tutoría con un joven que, a pesar de estar ya bien iniciada la temporada de verano, no se está moviendo para encontrar trabajo. Hemos hecho planes de trabajo, planificación de búsqueda de trabajo, hemos trabajado con portales web, herramientas, canales, hemos actualizado el currículum vitae… pero el joven no siente el empujón de salir y ser proactivo para ir a llevar currículums y presentar su autocandidatura.
Hemos tenido muchas tutorías porque como profesional detecto que hay algo que le impide salir e ir a buscar trabajo. En el último encuentro que tuvimos,
elaboramos una lista de qué era lo que creía que le impedía salir de casa. Él me decía:
“me despierto y tengo el ordenador aquí… mi casa me atrapa, mi habitación es mi templo y me siento mucho mejor ahí que fuera de casa”.
Hicimos una lista de todos los bloqueos y resistencias que detectaba y, a la vez, para contrarrestarlo, hicimos una lista de motivaciones que tenía para encontrar trabajo. Me decía:
“quiero ayudar en casa, quiero tener dinero para pagarme el carné de coche, quiero sentirme útil…”.
Esta segunda lista nos sirvió para pensar cuáles de estas cosas podía utilizar para combatir “lo bien que estoy en mi casa”,
y tomar la iniciativa para salir en búsqueda de trabajo.
Intento adaptarme mucho con las tutorías, e incluso, si siento que la situación lo requiere, no hago las tutorías en un espacio formal, sino en espacios más informales o durante un paseo. Eso les permite respirar, conectar con el presente y relativizar sus preocupaciones.