25 de febrero de 2019
Tengo una alumna que actualmente está descubriendo su orientación sexual. Un día vino a buscarme por si podía hablar conmigo y me explicó que había conocido una chica fuera del instituto con la que se habían hecho muy amigas y creía que podía estar enamorada. Se sentía confundida. Yo le pregunté qué necesitaba y me contestó que necesitaba hablar de ello. Así pues, busqué un espacio entre ella y yo para escucharla.
(…) Creo que he contribuido en su bienestar y he ayudado a poner palabras a sentimientos y emociones que quizás no sabía expresar. A partir de esto, pienso que le he ayudado a organizar los pensamientos y tomar la decisión de
«qué hacer» o cómo afrontarlo.
La he escuchado mucho y he intentado poner palabras a lo que a ella le costaba decir. (…) Mi intervención fue destinada a normalizar todos los sentimientos que tenemos en relación al amor, tanto los positivos como los negativos. También en saber diferenciar entre cuando nos gusta alguien o cuando nos sentimos atraídos, etc. Finalmente intenté trabajar el tema de hablar de esto con alguien de confianza, ya que ella se sentía mal por no explicarlo a su mejor amiga. En este punto también trabajamos un poco el hecho de que tenemos que saber a quién le explicamos las cosas e intentar anticiparnos a cómo creemos que nos responderán, si es la persona adecuada para hablar de ello o no. Yo intentaba hablar solo haciendo preguntas
reflexivas, sin ordenar nunca lo que pensaba que tenía que hacer. (…) Con las preguntas, ella sola podía ir estructurando y organizando sus pensamientos. Lo acotamos en cuatro ámbitos: el personal (cómo me siento y cómo lo puedo manejar), el social (qué pasa tanto si lo cuento como si no: ganancias y pérdidas), el familiar (de qué manera me pueden apoyar) y el de la reciprocidad (qué ocurre cuando sé o interpreto si al otro le gusto o no le gusto: ¿qué factores intervienen? No solo mi yo, sino también su yo, el entorno, el momento, la situación de cada uno, etc.).
La verdad es que tuve un poco de dilema para saber hasta qué punto podía ayudarla o si yo era la persona apropiada para hacerlo. Soy su profesora y no sé si
estoy traspasando límites, ya que opino que es un terreno muy personal. Lo que comenzó como un espacio de escucha, terminó siendo, en mi opinión, un espacio de aprendizaje. Invisibilizar demasiado los malestares y los conflictos y trabajarlos después hace que no se sepan gestionar.
